Expectativa de moderación de la inflación y tranquilidad cambiaria ayudan a consolidar la baja de tasas
El resumen y los contenidos se presentan a continuación:
Esta semana se conocieron los datos de inflación de octubre, los cuales, como era esperado, reflejaron alzas en ítems regulados junto con el impacto residual sobre los precios internos de la devaluación que experimentó el peso durante agosto y septiembre. Más allá de esto, la mayor estabilidad que ha mostrado la cotización del dólar, desde la implementación del nuevo esquema monetario y cambiario, ha venido acompañada también de una desaceleración importante en los primeros datos de inflación de noviembre, tendencia que podría trasladarse luego a las expectativas de inflación e incidir en el rumbo de las tasas de interés. Por otra parte, este jueves el Senado convirtió en ley el Presupuesto 2019, dando respaldo a la estrategia de alcanzar el equilibrio fiscal primario el año próximo, en un marco en el cual el Ministerio de Hacienda difundió los números fiscales de octubre, que exhibieron una nueva contracción del déficit primario.
En lo que tiene que ver con la evolución del nivel general de precios, en octubre el IPC nacional exhibió un incremento de 5,4% mensual, que si bien representó una desaceleración respecto al mes previo (6,5%), continuó reflejando el impacto residual de la depreciación del peso (36% en agosto y 10% en septiembre), sumado a incrementos puntuales. En este sentido, a nivel de rubros, los precios regulados subieron un 7,4%, influenciados por los aumentos en las tarifas de gas, colectivos, trenes, combustibles y prepagas, al tiempo que los precios de los bienes con un comportamiento estacional se incrementaron un 6,2%, por alzas en indumentaria. En tanto, el componente subyacente de la inflación (el denominado IPC núcleo) registró una suba de 4,5% que, a pesar de ser aún elevada, evidenció una desaceleración marcada en relación al dato de septiembre (7,6%).
Más cerca en el tiempo, los datos preliminares de inflación del mes de noviembre muestran señales mucho más claras de moderación, reflejando el impacto del sesgo contractivo de la política monetaria y la mayor estabilidad cambiaria (la cotización del dólar acumula un descenso de 12% desde finales de septiembre). Para las dos primeras semanas del corriente mes, las consultoras privadas estiman variaciones de precios del orden del 0,6% semanal (similares a las que se observaban previo al salto cambiario de agosto), apuntando a una inflación mensual en noviembre cercana a la mitad de la de octubre.
En línea con lo anterior, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA mostró un primer retroceso en las expectativas de inflación para los próximos 12 meses, las cuales pasaron de 31,9% en septiembre al 30,6% en octubre. En vista de los datos de precios de noviembre, las expectativas de inflación podrían arrojar un nuevo descenso en la próxima edición del REM, allanando el camino para que el Banco Central pueda habilitar un descenso en la tasa de política monetaria por debajo del 60%. Recuérdese que el BCRA se ha comprometido a mantener la tasa de política monetaria por arriba del 60% hasta tanto no se verifique un descenso significativo por dos meses consecutivos en las expectativas de inflación a 12 meses vista.
Si bien aún se ubica por arriba de dicho límite del 60%, la tasa de las LELIQ (la tasa promedio de las licitaciones diarias de letras del Banco Central, que constituye la tasa de política monetaria) continúa moviéndose consistentemente a la baja, habiéndose situado sobre el final de esta semana en 62,2%, valor que representa un descenso de 11 puntos porcentuales respecto a sus máximos de comienzos de octubre. Estos movimientos se dieron en un contexto en el cual en la primera quincena de noviembre el BCRA volvió a sobrecumplir con la meta de “emisión cero”, escenario que hace prever que en la segunda mitad del mes muy posiblemente pueda mantenerse la tendencia a la baja en las tasas de interés, acercándose al piso de 60%.
Las tasas en el mercado de dinero comienzan a hacerse eco de la corrección a la baja de la tasa de las LELIQ, observándose una caída tanto en el “call” (tasa interbancaria a un día de plazo) como en los adelantos en cuenta corriente mayoristas. El primero bajó cerca de 9 puntos porcentuales desde su máximo de mediados del mes pasado, mientras que la tasa de los adelantos cedió 7 puntos porcentuales, comenzando a observarse una gradual descompresión de las condiciones crediticias para el sector corporativo, a medida que se consolida la estabilidad cambiaria.
En un escenario de tasas en descenso, al que se sumaron las últimas regulaciones del BCRA tendientes a desincentivar las operaciones de “carry trade” y sus anuncios de que intervendría en caso de tocarse el piso de la banda cambiaria, el tipo de cambio registró una leve suba, aunque manteniéndose cerca del piso de la “zona de no intervención”. El viernes, la cotización del dólar cerró en $35,98 a nivel mayorista, con una variación semanal de 1,4%, situándose un 1,2% por arriba de la banda mínima ($35,54). En este sentido, el BCRA ha podido avanzar en la “sintonía fina” de una reducción de tasas capaz de sostener el tipo de cambio por encima del piso de la banda cambiaria, pero evitando a la vez movimientos bruscos en el valor del dólar. Esta reducción de las tasas de referencia es posible en un contexto de elevada liquidez de las entidades financieras (fruto de una desaceleración del crédito, combinada con un fuerte incremento del fondeo vía plazos fijos en pesos), que las lleva a competir por la alocación de esa liquidez excedente en Letras del BCRA, reduciendo las tasas pagadas por la autoridad monetaria.
Finalmente, sobre este marco de progresiva normalización de las variables financieras se conocieron también esta semana una serie de datos positivos vinculados a la evolución de la política fiscal. Por un lado, la aprobación este jueves en el Senado del Presupuesto 2019 marcó un mayoritario consenso político en torno a la necesidad de una consolidación de las cuentas públicas como la diagramada por el gobierno nacional, tendiente a alcanzar el equilibrio fiscal primario el año próximo. En paralelo, los números de octubre mostraron una nueva caída en el déficit primario (-49% a/a), llevando el déficit acumulado para lo que va del año a 1,4% del PIB, cifra que representa poco más de un 50% de la meta prevista para todo 2018. A sólo dos meses de que culmine el año, ello facilita la implementación de distintas medidas de ingresos, como el pago de un bono para estatales, entre otras iniciativas. Por último, consolidando la tendencia observada en las últimas licitaciones, el gobierno logró renovar el 100% del último vencimiento de Letras del Tesoro en dólares (con tasas de interés en baja), un porcentaje que se sitúa claramente por encima de lo pautado en el programa financiero para este año (50%) y que permitiría comenzar el año próximo con un colchón de financiamiento mayor al previsto.